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22/08/14

El hombre

El hombre es un animal raro, de especia única


El hombre es un animal, primeramente; y, en segundo lugar, el hombre es un animal raro, de especie única.

Es verdad que los poetas han exaltado a menudo los sentimientos humanos con lenguaje maravilloso. Sin embargo, yo conozco algunos perros cuyos sentimientos me parecen más bellos y más profundos que los de muchos hombres.

Biológicamente, el hombre no tendría derecho a la existencia. Hace tiempo debiera haberse extinguido, como otras especies animales mal dotadas.

No cabe hablar de extinción de la raza humana. Lo que se teme más bien es que se multiplique con exceso.

El hombre, con toda su debilidad, posee un arma terrible: la inteligencia


El hombre, con toda su debilidad, posee un arma terrible: la inteligencia.

Ostenta una serie de cualidades completamente particulares. Las más notables son las cinco siguientes: la técnica, la tradición, el progreso, la capacidad de pensar de modo totalmente distinto que los otros animales y, finalmente, la reflexión.

Mientras que los otros animales transmiten rígidamente su saber de generación en generación, entre nosotros una generación sabe o, por lo menos, puede saber más que la precedente. Biológicamente, casi no nos diferenciamos de los antiguos griegos, pero sabemos incomparablemente más que ellos.

El hombre no mira, como parecen hacerlo todos los animales, exclusivamente el mundo exterior. Puede pensar en sí mismo, se pregunta por el sentido de su propia vida. También parece ser el único animal que tiene clara conciencia de que ha de morir.

Una invención completamente especial del hombre es el dinero, del que no tiene nunca bastante.


A esta cuestión se le dan distintas respuestas. La más antigua y más sencilla consiste simplemente en negar que haya en el hombre algo más que cuerpo y movimientos mecánicos de lo corporal. Es la solución del materialismo riguroso.

Aparte este materialismo extremo, hay otro moderado según el cual existe ciertamente la conciencia, pero ésta es función del cuerpo.

El hombre se crea constantemente nuevas necesidades y jamás está satisfecho. Una invención completamente especial del hombre es el dinero, del que no tiene nunca bastante. Parece como si, por esencia, estuviera destinado a un progreso infinito y como si sólo lo infinito pudiera satisfacerle.

La necesidad de infinito se satisface identificándose el hombre con algo más amplio que él mismo, sobre todo la sociedad o la humanidad.

Según muchos filósofos desde Platón, la inmortalidad del alma es demostrable.


El hombre es un error de la naturaleza, una criatura mal hecha, una pasión inútil, como ha escrito alguna vez Sartre. El enigma no puede ser resuelto. Nosotros seremos eternamente una cuestión trágica para nosotros mismos.

Según muchos filósofos desde Platón, la inmortalidad del alma es demostrable. Otros, sin creer en una demostración estricta, la admiten. Platón dijo una vez que la respuesta última a esta cuestión sólo podía  darla un dios. Había  que esperar una palabra divina.


Pero esto ya no es filosofía, sino religión. Nos lleva a un límite en que el hombre contempla en silencio la oscuridad ya no aclarable racionalmente, es decir, filosóficamente.

26/07/14

El conocimiento



Si existe algo o no, es cosa que no puede decidirse por nuestros deseos. Hay que intentar saber.

Es cierto que existe algo; pero cómo son las cosas del mundo es harina de otro costal.

Otros filósofos moderno, opinan que la plena certeza de la existencia del mundo y de las cosas en el mundo no pueden alcanzarse por mero conocimiento, sino que son necesarias las experiencias emocionales, como la angustia, el miedo, el amor y el odio.

Y es que al escepticismo no se le debe dar la menor concesión. La mínima que se le haga, está uno perdido. Y así lo hacen tanto los que niega la evidencia de que existe algo fuera de nosotros como los que dudan de la certeza de nuestro conocimiento y tratan de remediar su insuficiencia por la angustia, el hastío, la rabia o la furia y cosas por el estilo. En ambos casos, el escéptico se agarra al dedo que le tendemos y nos arrastra a la sima en que está él hundido.

El hombre se mueve en el mundo como un ciego a tientas, con raras evidencias o intuiciones claras y con raros resultados seguros. El que creyera que lo sabemos todo completamente y que podemos comunicar todo lo que sabemos cometería una exageración tan grande  y tan falsa como el escéptico.

20/07/14

La filosofía



Todo hombre tiene momentos en su vida en que se convierte en filósofo. No digo que con eso se le haga un eminente servicio a la humanidad.

Todos hablaban de filosofía y por filosofía entendían cosas absolutamente distintas.

Hay, primeramente, una opinión según la cual la filosofía sería un concepto colectivo para todo aquello que no puede aún ser tratado científicamente. En Aristóteles, filosofía y ciencia significaban lo mismo, y que posteriormente las ciencias particulares se fueron desprendiendo de la filosofía: primero la medicina, luego la misma lógica formal.

Si se compara con la nuestra la filosofía de los griegos, se ve que en el siglo XX después de Cristo nos planteamos muchos más problemas que los que conocieron los fundadores de la filosofía.

Es cierto que en el curso del tiempo se han desprendido de la filosofía diversas disciplinas. Así, en los últimos años, al separarse de la filosofía la lógica formal, surgió inmediatamente una filosofía de la lógica. Los hechos demuestran que la filosofía, lejos de morir por el desenvolvimiento de las ciencias, se vigoriza y enriquece más.


Aristóteles argüia a los negadores de la filosofía: O hay que filosofar o no hay que filosofar. Nada hay tan divertido como el espectáculo de los supuestos enemigos de la filosofía aduciendo grandes argumentos filosóficos para demostrar que no existe la filosofía.

La filosofía no desaparecerá jamás, la filosofía no es ciencia. Su objeto es lo suprarracional. Tiene, muy poco de común con la razón. Su dominio está situado fuera de lo racional. Filosofar no significa investigar con la razón, sino de otro modo, más o menos irracionalmente.


Dice Ludwig Wittgenstein: "Sobre lo que no se puede hablar, hay que callarse"

¿Cuál es el terreno propio de la filosofía?

  • Las otras ciencias conocen. La filosofía estudia la posibilidad de conocimiento mismo, los presupuestos y límites del conocimiento posible.
  • Toda otra ciencia estudia lo que es. La filosofía investiga lo que debe ser.
  • El hombre como fundamento y supuesto de todo lo demás.
  • No existen proposiciones filosóficas, sino sólo aclaración de proposiciones.

Cada defensor de estas opiniones echa en cara a los partidarios de las otras que no son en absoluto filósofos. No hay más que oír con qué íntima convicción se dictan tales juicios. Los positivos lógicos, por ejemplo, suelen marcar a fuego a cuantos no están de acuerdo con ellos, es lo absurdo en el más estricto sentido de la palabra. Un metafísico emite sonidos, pero no dice nada. Lo mismo los kantianos: para ellos, todo lo que no piensa como Kant es un metafísico, si bien esto no significa, según ellos, que digan absurdos, sino que están anticuados y no son filósofos. Y no hablemos, por ser universalmente conocido, del soberano desprecio con que los existencialistas tratan a todos los que no lo son.

Es en cierto sentido una ciencia universal. Su dominio no se limita, como el de las otras ciencias, a un terreno estrictamente acotado. Más, si ello es así, puede suceder, y de hecho sucede, que la filosofía trate los mismos objetos en que se ocupan las otras ciencias.

Las ciencias conocen; él se pregunta qué es la ley. El hombre ordinario habla en sentido y finalidad. El filósofo estudia qué hay que entender propiamente por sentido y finalidad. Así, la filosofía es también una ciencia radical, pues va a la raíz de manera más profunda que ninguna otra ciencia. Donde las otras se dan por satisfechas, la filosofía sigue preguntando e investigando.

La filosofía es una ciencia extremadamente difícil. Donde casi todo se pone siempre en tela de juicio, donde no rige ningún supuesto ni método tradicional.