05/08/14

El Pensamiento



Al pensamiento, más que a la observación, debemos las poderosas conquistas de nuestra ciencia. El pensamiento está transformando la faz de la tierra y de nuestra vida.

La definición más general de pensamiento puede ser: "un movimiento de ideas y conceptos".

Un hombre que piensa con seriedad no deja que sus ideas y conceptos floten libremente ante él, sino que los endereza rigurosamente a un fín. Y en segundo lugar quiere decir que el fin es saber.

Para conocer bien cualquier cosa, es necesario mirar cuidadosamente y con esfuerzo una cara tras otra, compararlas entre sí, observando de nuevo y analizarlo desde más y más puntos de vista. Ahora bien, todo eso es pensar.

Es verdad que se puede creer en algo, pero creer no es saber.



La mayor parte de las leyes de la física moderna son leyes de probabilidad; es decir, sólo indican que un hecho se verificará con cierta probabilidad. Pero estas leyes sobre la probabilidad son a su vez probables, evidentemente, en otro sentido.

Que razón tienen para creer que mañana saldrá de nuevo el sol. Ustedes dirán seguramente que porque así ha sido siempre hasta ahora. Esto no es razón suficiente.

Ideologías, son las afirmaciones sentadas a base de cualquier autoridad humana, social o de otra especie.

Desde el punto de vista práctico, la ciencia -si es auténtica ciencia- es con toda certeza lo mejor que poseemos.

La ciencia nos ofrece -aparte de observaciones- sólo enunciados probables. Pero en este terreno no es posible alcanzar más en parte alguna.

La ciencia no es infalible, y si hemos hallado como evidente algo distinto de lo que ella afirma, hemos de estar por la evidencia contra las teorías científicas.



La ciencia sólo es competente en su propio terreno. Por desgracia, con harta frecuencia acontece que científicos de renombre hacen las más variadas afirmaciones que nada tienen que ver con su especialidad.

Aún en terrenos en que la investigación está en marcha, sabemos increíblemente poco. Lo que acontece es que los hombres quieren llenar las enormes lagunas del saber científico por medio de su personal filosofía, por lo general groseramente ingenua y falsa. Esa filosofía se pregona como ciencia. Naturalmente, no son sólo algunos científicos los que así obran, sino también muchos otros hombres. Pero la ciencia goza de tal prestigio, que en este punto los científicos son los más peligrosos cuando se ponen a filosofar fuera de su competencia.


La filosofía y sólo ella puede precavernos de la ilusión o locura que tan a menudo nos amenaza de parte de un falso pensamiento bajo la autoridad de una supuesta ciencia. Una de las más importantes funciones de la filosofía es la defensa del pensar genuino frente a la exaltación y el desvarío.

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